Antecedentes históricos y precursores de la práctica
tutorial
El término “mentor”, con el significado que le otorgamos
actualmente, procede de uno de los primeros textos de la literatura occidental,
“La Odisea” de Homero. En ella, un personaje llamado “Méntor” era el educador y
consejero de Telémaco, el hijo de Odiseo.
Del mismo modo, podemos señalar también que en la Antigua Grecia, de los
siglos IV y V a. C. ya existían las figuras de los grandes filósofos que se
“tutorizaban” unos a otros. Así, Sócrates se ocuparía de enseñar a Platón,
quién, a su vez, tuvo como discípulo a Aristóteles y éste, por su parte, fue
‘preceptor real’, es decir, el encargado de la tutela y formación de Alejandro
Magno.
La acción tutorial: apuesta por una educación integral y de
calidad
En la actual estructura organizativa de los centros
docentes, el aula se sitúa como el primer nivel de la orientación educativa, y
en consecuencia, el tutor se convierte en un agente esencial para generar los
procesos de orientación que precisan sus alumnos, es decir, la acción tutorial.
Sin embargo, la tutoría adquiere una mayor transcendencia si tenemos en cuenta
que no sólo implica a los tutores, sino a todo el profesorado, en la medida en
que intervienen en el grupo-clase y comparten la labor tutorial con el tutor; a
las familias, como responsables y copartícipes de la educación de sus hijos; a
los alumnos, como destinatarios de la intervención tutorial, pero también como
partícipes activos de ella; al orientador, como profesional especializado que
asesora, dinamiza, colabora y ayuda para que el tutor y el equipo docente
puedan llevar a cabo la acción tutorial con eficacia; e incluso a todo el
centro, a sus órganos colegiados y personales de gobierno y coordinación
(Álvarez y Bisquerra, 1996; Sobrado, 2000).
FUNCIÓN TUTORIAL
En el ámbito educativo, se utilizan diferentes conceptos
referidos a formas de intervención no académica: consejería, asesoramiento,
ayuda, orientación, seguimiento, algunos de los cuales se pueden asociar con la
Tutoría.
Según Idel Vexler (2000) la tutoría tiene un carácter
preventivo y formativo que tiene como finalidad acompañar a los alumnos en su
desarrollo, afectivo y cognitivo; teniendo como objetivos:
a) Promover
el desarrollo gradual de la identidad.
b)
Desarrollar valores y actitudes sociales a nivel individual y grupal de
los alumnos.
c) Mejorar
el rendimiento académico de los alumnos.
d)
Desarrollar hábitos de investigación en todas las áreas dentro y fuera
del colegio.
e) Promover
la participación de los alumnos en las actividades.
En cuanto a la función tutorial docente, los buenos
profesores y maestros siempre orientaron, más allá de transmitir conocimientos.
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